La almohada flotaba sobre mi cabeza
y las sabanas jugaban a la ronda con mi cuerpo,
la cama se deslizaba sobre un mar calmo,
donde los zapatos jugaban a ser peces
y cada objeto de mi velador
se transformaba en un habitante marino.
Así como el vaso de agua
jugaba a ser un caballito de mar,
mi cuaderno de apuntes parecía una mantaraya,
mi cajita de aros y collares,
eran adornos del frondoso coral de mi ventana.
Y al mirar mis ojos reflejados en el espejo de agua,
me vi convertida en una sirena.
Era yo y otra
la sirena traveseando con los peces
y yo mirando a través del espejo.
En un momento me pregunte cual era la real
y me pellizque,
pero a las dos nos dolió.
Entonces dije tu nombre
para saber a cual llamado acudirías.
y viniste a mi.
Entonces era yo la del espejo,
la del sueño,
la de los zapatos tirados,
y el cuaderno bajo la almohada.
y las sabanas jugaban a la ronda con mi cuerpo,
la cama se deslizaba sobre un mar calmo,
donde los zapatos jugaban a ser peces
y cada objeto de mi velador
se transformaba en un habitante marino.
Así como el vaso de agua
jugaba a ser un caballito de mar,
mi cuaderno de apuntes parecía una mantaraya,
mi cajita de aros y collares,
eran adornos del frondoso coral de mi ventana.
Y al mirar mis ojos reflejados en el espejo de agua,
me vi convertida en una sirena.
Era yo y otra
la sirena traveseando con los peces
y yo mirando a través del espejo.
En un momento me pregunte cual era la real
y me pellizque,
pero a las dos nos dolió.
Entonces dije tu nombre
para saber a cual llamado acudirías.
y viniste a mi.
Entonces era yo la del espejo,
la del sueño,
la de los zapatos tirados,
y el cuaderno bajo la almohada.
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