25 abr 2014

DESAMPARADA


Los seres adornaban sus puertas
con atados de hierbas santas,
eran hombres y mujeres
envueltos en harapos y cegados.

Malditos todos.


Cada cual callaba su verdad

para no alumbrar el día que despuntaba 
entumecido de  rabia y dolor.

Quien decidió podar la vida?

se preguntaban unos a otros.

Buscaban respuestas

y no admitían sugerencias.

Ojillos cómplices se miraban

oliendo muerte y sudando traición. 

La vida había pasado

dejando a los seres desamparados
       vacíos
                      solos.

Ya no florecía la vida como risa de niño,
era otra forma
entremedio de penumbras y noches muertas.


¡No busques culpables!, 
¡No culpes al otro!,
¡Mira tus manos!

grito la desamparada.

Solo entonces los seres abrieron sus ojos,

vieron su propia miseria,
olieron su podredumbre
y vomitaron corrupción.

Ya era tarde...

era tarde.

Perdón Madre Tierra. 











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