8 oct 2015

Cuando dejamos de ser una

Habitada por  formas corpóreas,
somos algo así como la luna vestida de domingo,
o  estrellas esperando a su amor en cualquier anden.

Somos especies protagonistas de la vida,
gozadoras de risas
de sueños
de días
de amaneceres.

Y cuando se emprende el vuelo de regreso a la vida,
a lo cotidiano
a kilómetros de distancia del nido
dejamos de ser una por un instante.

Intentamos nuevamente aunar corazones,
recomponer el camino
confortar sobre el hombro,
con una palabra,
fraternizar dolores,
acompañar perdidas.

Cuantas veces despedimos a una
o a otra
adioses con pañuelos
con lagrimas,
o sin ellas,
rebosantes de risas
de nuevos sueños.

La tribu se reúne alrededor del fuego,
siembra nuevas metas,
regala nuevos dones
y volvemos a ser una.










 

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