
ilustración de
@ShamsiaHassaniCada día, con estupor, vemos
noticias sobre feminicidios, violencia, atentados en contra de nosotras, las mujeres. Cada día, en los
colectivos feministas, se trabaja para instalar en el consiente colectivo que
las mujeres somos autónomas, libres e independientes para elegir y determinar
sobre nuestro cuerpo y nuestros intereses.
Avanzar en los temas de derechos
y protección hacia nuestro género es imprescindible para vivir en una sociedad
que avala el machismo y las malas prácticas cotidianas, visibilizadas hoy como
micromachismos.
Y cuando pareciera que nada peor
podría pasarnos, llega a golpearnos la noticia de nuestras congéneres en Afganistán.
Un país históricamente machista,
donde las mujeres han batallado y logrado avanzar a pesar de su religión.
Mujeres que han dado la vida, que han perdido a sus familias o que se han
tenido que relegar a un segundo plano políticamente. Esas mujeres que al
parecer viven en un cuento de hadas, como la mítica Sherezade, llena de velos y
ojos misteriosos, pero que en realidad piden a gritos ayuda.
Esas mujeres, que por haber
nacido mujer, pierden todos sus derechos, incluido el de la vida. Me pregunto
¿podemos habitar este plano terrenal y
no sufrir por ellas?, desde este lejano país, que aun lucha por el derecho del
aborto libre y voluntario, cómo podemos contribuir en superar esta desnaturalización.
No puedo imaginar por lo que están
pasando nuestras hermanas Afganas, solo puedo imaginar un mundo mejor para
ellas. Nuestros pensamientos y esperanzas están puestas en todas las mujeres y niñas nacidas en un país donde se les
niega el derecho a ser mujer.
Patricia Carvajal Vargas
Red de Mujeres del Norte-Iquique
Agosto 18 del 2021