19 ago 2015

Penitencias

Y fueron rodando cabezas
cuales calabazas en acecho,
todo parecía fundido en la memoria
y tu,  pegado en mi recuerdo,
como una avispa a la colmena.

Nadie sabia de memorias escondidas,
entre la podredumbre de los hastíos,
cada cual en su dolencia
recuperaba lo perdido.

La penitencia se cumplía
con la ferocidad del sacrificio.

Vamos cumpliendo sentencias
dictaminadas por el juez y un jurado,
impuestas por la justicia
que solo a algunos castiga.

Las condenas establecidas
fueron mi salvación,
porque aferrada a tu cadena
descendí hasta el averno
coronada en redención.
 

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