24 oct 2012

FRAGMENTOS



RINGANGLETE

Alex Tan, su hermana, cuñado y dos primos, habían llegado a Iquique desde Taiwán, para conquistar el mercado latino y florecer en el desierto.
Con sus ojos rasgados, suaves modales y agilidad mental, aprendió el español chapurreado que hablan los extranjeros, ante la necesidad de comunicarse rápidamente con estos chilenos, desordenados, a fin de lograr  su objetivo y convertirse en un importador.
Venían del distrito de Datong en la capital, Taipéi, allí trabajaba en una pequeña tienda, donde aprendió lo necesario, y tras escuchar las conversaciones de su jefe con sus paisanos comerciantes, sobre convertirse en importador en este puerto, decidió vender sus escasas posesiones y   emigrar  a estos desérticos parajes, a cumplir los sueños propios y los de su familia.
A mi padre, le presentaron a Alex apenas este bajo del avión, y se convirtió en su consejero y amigo por muchos años. Lo acompaño es un titanesca tarea de convertirse en importador, con más ganas que dólares,  “yo necesito mucho dinelo, pala educal a mi familia, don jame”.  Jaime, era el nombre de mi padre, conocido como el chino Carvajal, por sus pequeños ojitos achinados, de  color verde grisáceos.  “Mi familia es muy poble, y somos muchos, todos apoltalon para este viaje y yo debo tlabajal pala ellos”, la Zofli es el lugal donde está el dinelo”   dijo Alex, y así fue, como mi padre, se sumo a los sueños de este esmirriado taiwanés.
Mi mamá llamaba a mi papá “Ringlete”  (Persona inquieta y ligera./ Persona callejera.) http://www.acanomas.com/Diccionario-Espanol/123968/RINGLETE.htm, por lo ajetreado de su día a día, se desempeñaba como  contador y tramitador en zofri, por lo que siempre estaba en la calle realizando trámites para sus clientes.  Sus años de administrativo en la compañía industrial, habían pasado a ser un recuerdo, desde aquel 11 de septiembre, mi padre se vio obligado a cambiar el rumbo de su vida y el de su familia.
-La vieja ballenera ya no escucharía más nuestras risas, no resguardaría nuestros sueños o nuestras interminables vacaciones playeras, cuatro vidas que cambiaron  violentamente tras los sueños de un general.-
Don Jame o ringanglete, como le llamaba Alex, pertenecía a esa generación del compadrazgo, aclaro, no de la coima., de ese peculiar sentido de comportarse para recabar información, apurar un trámite, pedir un expediente. No había trámite que don Jaime no hiciera o dejara de hacer para lograr un buen resultado. Era un tipo educado, atento, servicial, buen conversador y por sobre todo observador.
Alex y mi padre congeniaron desde un principio, debe ser que los unía esa tarea quijotesca de convertir los molinos en sueños verdaderos. Fue así que el taiwanés, llego a tener tres galpones, módulos de venta, vendedores en terreno, casa, autos, y muchos parientes llegando a disfrutar de las bondades de esta tierra nortina.
Todo iba viento en popa, no podía ser mejor, hasta el año 1982, la noche de esa fatídica noticia en cadena nacional, donde  el general y sus chicagos boys, reconocieron que el país estaba en quiebra y el dólar se disparo a las nubes. Manteniendo el dólar fijo entre 1978 hasta 1982  produjo la quiebra generalizada de la banca, la cual se encontraba sobre endeudada. El modelo de economía de mercado no fue jamás cuestionado por las autoridades y las medidas de emergencia fueron  transitorias.
Así fue que el sueño de Alex también comenzó a tambalear, sus galpones atiborrados de mercadería no resistieron el alza del dólar, de los aranceles para los importadores,  las deudas contraídas, préstamos, cartas de crédito, etc. Terminaron por sepultar a este asiático. Vendió dos de sus galpones, devolvió a china a sus parientes y  quedo disminuido, tratando de levantar a fuerza de empeño su pequeño imperio oriental.
No tardo en olfatear un mejor territorio para conquistar, así es que empezó a viajar constantemente entre las zonas francas de  Paraguay y Brasil a fin de estudiar el mercado y diversificar su inversión en puerto más seguro.
Fue en unos de sus últimos viajes a Paraguay que invito a mi padre.  El motivo de la invitación no solo era de placer, sino también para que mi padre le diera su opinión sobre el mercado y las posibilidades de asentarse definitivamente por esos lares.
Mi padre se fue con la ilusión de encontrar también, algún negocio propicio para él y su familia. El problema radico en que a mi madre nunca le contó del viaje hasta última hora, por lo que  pensábamos que iba por un par de días, que se prolongaron a 2 semanas.
Cuando volvieron de su aventura, nosotros recibimos  ansiosos los regalos y los discos de arpas guaraníes que con tanto afecto traía Alex para mi madre, pasaron a ser la tortura de mi padre por años, cada vez que mi madre los veía, recordaba aquel ingrato episodio para ella, por lo que decidimos con mis hermanos sepultar los discos en la memoria y en el basurero.
Mi madre  reto al chino Alex como a  niño chico, y el solo decía “peldone señola Cecilia, no es pol culpa mía, pelo su malido, don Jame, es un ringanglete”.





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