18 ene 2010

Carta a mi Peri


Hoy es nuevamente 4 de enero, pero este es especial ya que es el 2010 año del bicentenario.

Si midiéramos el tiempo en estados de ánimos, te diría mi amor que hemos sufrido perdidas, algunas penas, otras alegrías y una que otra lagrima.

Estamos cobijados en la casa de los Jimmis, esperando que el viento de la vida cambie de rumbo y poder de nuevo anclar en tierra firme.
No quiero ser egoísta y pensar que solo a nosotros nos ocurren cosas malas, porque debo reconocer que también suceden cosas buenas, y aunque tú no estés y ese vació se siente como una espina clavada en el corazón, cada vez molesta menos.

Quiero seguir llevando la vida con optimismo, fortalecer los ánimos, animar los sueños y agradecer el siempre tener un hombro donde apoyarme.

Entre las perdidas te cuento que casi terminando el año se fue el Eduardo con su carcajada bonachona, seguramente debe estar por ahí pensando en organizar una comilona.

Al realizar el recuento del año te puedo decir mi Peri que no todo ha sido tan malo, la Cami y Alonso terminaron su primer año de universidad, la Panchita paso a 4º medio y ya es toda un mujer pero será para siempre nuestro bebe

Eso es todo o casi todo, lo demás lo sabes. Si tuviera un segundo para desandar el camino, me quedaría sentada a tu lado en la roca de la playa lobito planeando la vida. Hoy estoy aquí poniendo en practica todo lo que aprendí de ti .

Un beso amor, un beso de esos que te arrancan el alma.


Tu perrita.


P:D: Quiero dedicarte un poema, esta vez no es de Neruda, es de Borges.


¿Dónde está la memoria de los días
que fueron tuyos en la tierra, y tejieron
dicha y dolor y fueron para ti el universo?

El río numerable de los años
los ha perdido; eres una palabra en un índice.

Dieron a otra gloria interminable los dioses,
inscripciones y exergos y monumentos y puntuales historiadores
de ti sólo sabemos, oscuro amigo,
que oíste al ruiseñor, una tarde.

Entre los asfódelos de la sombra, tu vana sombra
pensará que los dioses han sido avaros.

Pero los días son una red de triviales miserias,
¿y habrá suerte mejor que ser la ceniza,
de que está hecho el olvido?

Sobre otros arrojaron los dioses
la inexorable luz de la gloria, que mira las entrañas y enumera las grietas,
de la gloria, que acaba por ajar la rosa que venera;
contigo fueron más piadosos, hermano.

En el éxtasis de un atardecer que no será una noche,
oyes la voz del ruiseñor

No hay comentarios: